HACEMOS VINO CON AYUDA DEL MAR
Un proyecto regenerativo en la playa de puertecillo

LOS RITMOS DE LA NATURALEZA
Soy Fernando de Peña y te voy a contar por qué hicimos Puertecillo Winery. Todo surgió de forma espontánea y se fue dando de a poco.
Conocí Puertecillo a inicios de los 90’s con mi grupo de amigos del surf. En esa época demorábamos más de 4 horas desde Santiago por caminos de tierra y llegábamos el viernes por la noche a armar las carpas y hacer fuego para cocinar. Puertecillo era una playa virgen, con muy poco desarrollo y en el medio del campo chileno. El flechazo fue al instante.
Luego comenzamos a ir en familia para surfear y escapando de las concurridas playas de Maitencillo y Cachagua. Durante dos décadas fuimos en camping hasta que los hijos fueron creciendo y en el año 2013 compramos 30 hectáreas de bosque con la idea de hacer algo más importante que solo surfear.
Siempre quise reencontrarme con la vida de campo que tuve en mi infancia y volver a sentir el poder de la naturaleza cuando las cosas vuelven a su lugar de origen, que es justamente lo que hace la agricultura regenerativa.
RESTAURACIÓN ECOLÓGICA
Cuando comenzamos nos dimos cuenta que estas tierras estaban dañadas y necesitaban un nuevo cuidado. Invertimos tiempo en prepararlas con cal, recuperamos quebradas y sacamos casi todos los eucaliptos y pinos, que son especies introducidas. En su reemplazo plantamos árboles autóctonos; peumos, boldos, quillayes, maitenes y bellotos. Seguimos plantando casi 600 nativos cada año y comenzó a pasar lo que estábamos buscando. Han vuelto los chirihues, las loicas, las mariposas, los abejorros y hasta los conejos.
Comenzamos con 1.8 hectáreas, y hoy ese terreno es arado con la fuerza de un percherón belga. Los locales lo llaman “La Bestia”, aunque su verdadero nombre es Sansón. Los caballos han sido parte de nuestra historia familiar y en Puertecillo Winery se convirtieron en aliados para la regeneración del suelo. Implementamos un sistema de pastoreo rotacional en bloques y a través de sus desechos y actividades diarias, sostienen un ciclo natural que nutre el suelo y acelera su recuperación.
No somos expertos en agricultura regenerativa pero tenemos lombriceras donde van a parar todos los desechos orgánicos y hacemos compost con las malezas buscando que todo lo que se produce aquí tenga un propósito dentro del mismo ecosistema.
Al principio pensamos en plantar olivos para producir aceite, pero algo no terminaba de convencernos. Finalmente nos decidimos por un proyecto de vinos que pudiéramos compartir con familiares y amigos. Así nació Puertecillo Winery: una viña familiar en un acantilado a solo 2 km del mar.


VOLVER AL ORIGEN
Decidimos empezar con parras sin espaldera, siguiendo el antiguo método francés conocido como gobelet o en vaso. Esa forma de cultivo nos ayuda a que la planta crezca de forma más natural, con troncos bajos y brazos abiertos, para protegerse mejor del viento, regulando su propia sombra y desarrollando raíces más profundas.
Nuestra viña está en una zona de fuertes vientos, y plantar de esta forma resultó ser una buena decisión. Aprendimos que el viento no es un enemigo, sino un aliado: actúa como un filtro fitosanitario natural, protegiendo las parras de enfermedades. Por eso decimos que hacemos “vinos con ayuda del mar”.
Usamos materiales biodegradables, somos una viña orgánica, aplicamos prácticas biodinámica y seguimos los ritmos de la luna. Todo esto puede parecer muy innovador pero en realidad es volver a las raíces, a la manera en que se hacía el vino antes.
El Nelo es la persona más importante en Puertecillo Winery. Es un experto de la flora y fauna local y tiene una sabiduría innata sobre los cuidados que se necesitan. Conocerlo ha sido descansar en un hombre comprometido con este proyecto y gracias a él hemos aprendido que este lugar no solo se cultiva con trabajo, sino también con el corazón.
UNA VIÑA FAMILIAR
En 2017 hicimos Neiked. Así como lo lees, mal escrito, inspirado en el correcto uso del inglés “naked” que significa desnudo. Lo llamamos así como una muestra de honestidad sin filtros porque así fue como partimos; sin saber nada y con muchas ganas de hacer algo nuevo.
Al año siguiente aparecieron Lady Blond y My Friend. El primero es un Chardonnay con tonalidades muy amarillas y se llama así por su color rubio y en honor a la única hija de la familia. El segundo es un tinto, un Pinot Noir que celebra el valor de la amistad sin tiempo ni fronteras. En la etiqueta se puede ver la silueta de ‘Bono’, el mejor amigo de todos en la familia, un perro amistoso que podrás conocer cuando visites la viña.
En la primera cosecha de 2017 solo se produjeron 100 botellas y actualmente son casi 1000 por cada cepa. Los expertos decían que los vinos tenían potencial para cuando las parras fueran más maduras y seguimos trabajando solo por el gusto de hacer algo que nos entretiene.
Al comienzo regalábamos el vino a los amigos y todos decían que eran muy buenos. Pensábamos que lo decían para que les siguiéramos regalando, pero luego fuimos a algunos concursos y en Catad’Or 2020 ganamos la categoría de Mejor Vino Blanco de Chile. Fue muy sorprendente porque luego empezamos a ganar otros premios.
Ir a concursos nunca fue nuestro objetivo pero estos premios han sido una confirmación de que vamos bien y por sobre todo han sido una inyección de energía para ponerle más ganas a lo que hacemos; aprender que la naturaleza es más algo mas poderoso de lo que vemos.

¡Entra a nuestra tienda online o conoces más sobre nuestros vinos!
Conéctate con Nosotros
Estamos aquí para responder tus preguntas, escucharte y ayudarte a descubrir más sobre Puertecillo Winery. ¡Escríbenos y brindemos juntos!